Miguel Ángel Blanco

Con profundo respeto, a la memoria de Miguel Ángel Blanco, persona de bien

Hace ahora 16 años fue asesinado por ETA el joven concejal del PP Miguel Ángel Blanco. Las hemerotecas recogen las masivas manifestaciones ciudadanas que hubo entonces, y la Historia con mayúsculas recogerá quizá cómo ese asesinato y esas manifestaciones fueron un punto de inflexión en la vía de desaparición de la banda criminal, y la memoria  colectiva y la individual permiten comprobar que, en contra de lo que se dice, las movilizaciones pacíficas sirven para algo y hasta para mucho.

La memoria individual aporta otro dato, anecdótico, aunque quizá no tanto. En la pequeña, insignificante, historia personal de esta bloguera consta un dato que naturalmente no figura en ninguna hemeroteca. Una de tantas personas horrorizadas y asqueadas que salió ese día a la calle, como había salido muchas veces antes y volvió a salir después por esos motivos y por otros, y volverá a salir, pacíficamente, cuando se lo exija su conciencia, en una de esas masivas manifestaciones de esos días, era quien esto firma. En un Madrid de julio, había una muchedumbre ingente; un millón y medio de personas, según las hemerotecas.

Y al lado de quien esto firma, por pura casualidad, y una de tantas personas horrorizadas y asqueadas de ese inabarcable gentío, se encontraba un juez de Plaza de Castilla. Los jueces, dicen, no tienen derecho de manifestación. Pero allí estaba ese juez, uno de tantos, una persona, un ciudadano, entre la masa de ciudadanos. Esta bloguera nunca lo ha olvidado.  Nunca ha olvidado que aunque el artículo 395.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial parece que prohíbe a los jueces el derecho de manifestación consagrado en el artículo 21 de la Constitución, no lo prohíbe a las personas que son jueces.

Hace unos meses hemos visto manifestaciones de jueces. Jueces en la calle. Jueces identificados como jueces, no en una muchedumbre anónima, para expresar su preocupación por el estado de la Justicia, pese a lo que dice el artículo 395.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Quien esto firma comparte su planteamiento y su preocupación. Ha llegado el momento de que los jueces se manifiesten cuantas veces sea necesario.

Y que se manifiesten dentro y fuera de los juzgados, individual y colectivamente. Sí, dentro de los juzgados, con resoluciones, por supuesto y sobre todo, y mucho, pero fuera también, si es preciso, con declaraciones y medidas, y si, también en la calle, si no queda más remedio. Es inaplazable.

Y también cree quien esto firma que si hay que salir pacíficamente a la calle por otros motivos, se sale, jueces y no jueces, ayer, hoy y mañana, como ayer, y cuantas veces sea necesario, en la esperanza y con el ferviente deseo de que no sea necesario hacerlo nunca, porque no haya motivos para ello. Y también en la creencia de que si la Constitución, la nuestra y todas las democráticas, reconoce el derecho de manifestación pacífica, es porque se da por sentado que será ejercido; se parte de que en una democracia puede haber motivos para ejercer ese derecho y que precisamente que esa posibilidad teórica exista y que pueda ejercerse el derecho, y que en efecto se ejerza, significa que se está en una democracia, que también se demuestra y se ejerce constitucionalmente así, y no solo en las urnas.

Y esta bloguera, que incluye siempre una ilustración en sus posts, no quiere hacerlo en este, porque se niega a usar la imagen de Miguel Ángel Blanco para dar peso a opiniones. Solo recurre a su nombre como un homenaje sentido y porque es un símbolo además de una persona, y porque como persona que era, ahora, como siempre, necesitamos personas así, de bien y con dignidad y honradez dentro de los partidos políticos democráticos, y es fundamental que no se olvide que las hay ahora y las ha habido y las seguirá habiendo.

Desgraciado el país que necesita héroes”, decía Bertolt Brecht.  Por suerte, ya no es preciso ser héroes, y ojalá no los hubiera habido nunca; pero seguimos necesitando y se ha necesitado siempre personas de bien, dignas y honradas en todos los partidos democráticos. Y, repito, las hay, y repito, en todos los partidos democráticos. A pesar de todo.

Verónica del Carpio Fiestas

Acerca de Verónica del Carpio Fiestas

Abogada desde 1986. Colegiada ICAM nº 28.303 Profesora de Derecho Civil en el Departamento de Derecho Civil UNED desde 1992 Despacho profesional: C/ Santísima Trinidad, 30, 1° 5, 28010 Madrid (España) Tf. (+34) 917819377 e-mail veronica@delcarpio.es En Twitter @veronicadelcarp
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