Una transparencia real

La Ley de Transparencia está tramitándose. Es decir, que a estas alturas no la hay. [Post scriptum: ya la hay, o es un decir que la hay, y lo que se ha aprobado no cambia nada este post. Se explica Ley de Transparencia ya publicada en Post sobre Ley de Transparencia]  Pero como el optimismo no hay que perderlo, hablemos de transparencia. O de acabar con la opacidad. La opacidad del patrimonio del rey.

Españajistán es una monarquía parlamentaria. El rey, que reina pero no gobierna, no está sometido a responsabilidad, no solo desde el punto de vista político, sino penal y hasta civil. «La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad«, dispone el artículo 56.3 de la Constitución; y para lo básico al respecto, en este enlace a la web oficial del Congreso lo tiene explicado. Nadie le puede demandar, no puede plantearse un pleito contra él, nadie le puede pedir cuentas, de nada responde. Está así en la Constitución. Tamaño privilegio debe tener una contrapartida: su buen hacer. Mejor dicho, debe tener dos contrapartidas: 1) su buen hacer y 2) que sepamos que en efecto su buen hacer es tal.

Y eso afecta a dos datos económicos: gastos e ingresos. A su patrimonio.

Se está planteando, no sin resistencia, que dé cuentas la Casa Real de a qué exactamente destina la asignación que recibe de los Presupuestos Generales del Estado.  Veremos en qué acaba la cosa y si llega a difundirse la información y qué alcance al final se da a la Ley de Transparencia en trámite. Esa información y otra mucho más relevante, de la que no parece que se hable en esa ley:  la de que cuánto dinero nos cuesta en total procedente del Estado que no está incluido en su asignación presupuestaria. 

Que un jefe el Estado tiene que costar dinero, y que todos los jefes del Estado, incluyendo en las repúblicas, cuestan dinero, y mucho, es obvio; pero hay que saber cuánto exactamente. Y hasta wikipedia –ese alivio de vagos, o referencia para los que ponen en duda lo que dicen otros, según se mire- dice lo siguiente:

«Sin embargo, en este presupuesto [el de la Casa Real] no se incluye las partidas procedentes de los ministerios de Defensa (que corre con los gastos de la Guardia Real), Interior (que se ocupa de la seguridad), Exteriores (que paga los viajes oficiales), Hacienda (que sufraga los gastos del parque móvil), Presidencia (que paga los funcionarios del palacio de la Zarzuela), y del Patrimonio Nacional (el gasto relacionado con el cuidado y mantenimiento de los bienes de titularidad del Estado español a disposición del Rey de España y el resto de la Familia Real, para su uso como residencia o para actos de Estado y ceremonias oficiales). El montante total de las partidas no es conocido, pero se ha estimado en torno a los 50 millones de euros.«

Hemeroteca: hasta la seguridad de la notoria amiga entrañable del rey corrió a cargo del Estado, aparte; pagando de nuevo nosotros.

Las ventajas prácticas de detallar a qué dedica su asignación presupuestaria el rey se escapan a esta bloguera; como no sea para saber si debería pagársele más o menos, ya que por la Constitución lo que se le dé, puede el rey distribuirlo libremente. No obstante, saberlo debe de ser muy importante, cuando todo el mundo insiste en ello. Yendo contracorriente, a quien esto firma le parece que es jurídica y prácticamente el chocolate del loro, y que pelear sobre ello es olvidar algo más importante (en la modestísima opinión de esta bloguera).

Ni en la futura Ley de Transparencia ni en ninguna se plantee difundir la información que de verdad importa sobre el rey, que

  • no es a qué dedica la Casa Real el dinero que cobra de los Presupuestos Generales del Estado, que sabemos cuál es y de dónde procede
  • ni siquiera que se cuantifique de una vez el coste total, con ser esto ya también de urgente conocimiento y no plantearse específicamente.

La información que de verdad importa es cuál es el patrimonio del rey, el suyo personal.

En una democracia ya tocada -entre otras cosas, por notorios hechos de parientes del rey- no podemos seguir ignorando qué patrimonio tiene el rey, de dónde procede, de dónde proceden sus ingresos, quién le paga, qué vinculos económicos tiene con empresarios y políticos hasta el punto de recibir cuantiosos «regalos» (el rey de tal sitio le regala varios ferraris ¿y por qué se los regala? ¿y por qué él los acepta? ¿con qué criterio unos regalos van a Patrimonio Nacional y otros no?). Por qué exactamente tiene patrimonio. Porque, según dicen

  • ni se ha ganado nunca la vida fuera de sus funciones como «príncipe de España» primero (o sea, heredero del dictador Franco) y rey después
  • ni tenían al parecer patrimonio sus padres, pues los libros de historia recogen que aristócratas españoles iban a Estoril, donde Don Juan estaba exiliado, no solo a rendir pleitesía a su, para ellos, D. Juan III, sino a sufragar sus gastos por estar, decían, en triste situación de precariedad económica. Y nadie pide si tiene, ¿no? ¿O sí?

Sorprende, por cierto, que si la situación de sus padres eran tan precaria, dejaran herencia; la famosa «herencia en Suiza», de la cual Hacienda acaba de decir que no da datos por ser «información reservada». Y el dato fundamental no es si tributa o no tributa, con ser importante, sino de dónde exactamente ha salido ese dinero.

Ni siquiera sabemos cuánto y qué de lo que se recibe el rey de donaciones va a su patrimonio personal, que es suyo y puede vender cuando quiera, y cuánto al Patrimonio Nacional pero para su disfrute personal y pagando nosotros los gastos de mantenimiento.  Y tampoco consta cuánto nos cuesta mantener sus regalos.

Y ciertamente no podemos seguir tolerando que corran los rumores de que nuestro «primer embajador» -expresión tópica que tanto gusta a los cortesanos- cobre APARTE por sus servicios como «primer embajador», a modo de primer comisionista del Estado por los contratos internacionales que se conciertan con su intervención. No sabemos si son calumnias -no desmentidas- o realidades. Y no lo sabemos porque no nos lo cuentan. Y algunos y algunas queremos saberlo. Un empleado público -¿lo es el rey, jurídicamente?- no puede cobrar por hacer su trabajo, que ya lo cobra de lo que ya le paga el Estado en su asignación; y si no es su trabajo concertar voluntades en contratos internacionales, ¿cómo lo hace y por qué?

Es notoria, por ejemplo, la intervención de rey en el llamado «contrato del siglo», la concesión del AVE La Meca-Medina, en beneficio de empresarios españoles, que no de los ciudadanos de Españajistán; al parecer es un gran logro que los grandes empresarios españoles den un pelotazo. ¿Lo hizo gratis eso de ayudar a empresarios españoles? ¿O cobrando? ¿Y de quién?

Pero parece que nadie se ha atrevido a ir tan allá en la petición de información para que pueda incluirse en la futura Ley de Transparencia, o en otra norma sobre transparencia. Y no estamos hablando de datos privados. El rey no debe tener datos patrimoniales privados, cuando resulta que la Constitución le concede el privilegio exorbitante de no responder ante nadie. Si no sale de él difundir lo que la ciudadanía tiene derecho a saber, la ciudadanía, por medio de sus representantes, debe exigírselo. Porque el rey no tiene potestas, o sea, poder efectivo, sino auctoritas, o sea, poder moral, y para tener poder moral en una democracia hay que acreditar que se es, mínimamente, moral; y no se habla aquí, por supuesto, de moral sexual, que allá cada cual con su vida mientras no cueste dinero -ni tráfico de influencias- al Estado.

Familia Carlos IV del revésY a día de hoy lo que sabemos -mire la web- es que a su hija Cristina de Borbón le paga varios cientos de miles de euros al año, y subiendo, por un trabajo creado ex profeso para ella y en las condiciones que le han convenido, una entidad bancaria privada; que si le paga por sus valiosos conocimientos, es para alegrarse en un país con millones de parados y sueldos en retirada. No, es que La Caixa se arrima al poder, dicen. ¿El poder? ¿Cómo el poder? ¿Qué poder, si el rey no tiene, no debe tener, poder?

Sabemos -¿cuántas veces lo hemos oído?- que la reina de Gran Bretaña es muy rica, y que su hijo tiene negocios de tal y cual índole. También -los que tenemos cierta edad y alguna memoria- que el marido de la anterior reina de Holanda dio lugar a un escándalo monumental porque «había aceptado un soborno de 1.100.000 dólares de la Lockheed Corporation, una empresa estadounidense de ingeniería aeronáutica, para que influyera en el gobierno holandés en la compra de varios aviones de combate F-104″, y esto es otra cita facilona de wikipedia.  Sí, sabemos en Españajistán los negocios de los reyes y miembros de la familia real de OTROS países, y no, ni se plantea que se sepa, del nuestro. Y nos parece normal que un banco contrate a una pariente próxima del rey en condiciones tan inusuales.

Aquí ignoramos hasta el régimen económico matrimonial del rey, si está casado o no en gananciales. escrituraY hasta tal punto que es curioso que la también célebre escritura de «préstamo» en favor de su hija Cristina de Borbón -texto completo pinchando prestamo_infanta– ni siquiera  se menciona el régimen económico matrimonial del rey, lo cual, sea o no jurídicamente correcto o habitual -esta bloguera no tiene ganas de ponerse analizarlo desde el punto de vista de Derecho Notarial- resulta que impide saber algo tan básico como si quien «presta dinero» a la hija es el rey o el rey junto con su esposa. Ni eso sabemos de cierto. Con actividades delictuosas por medio.

Pensar es gratis. Y si siguen haciéndonos pensar, lo mismo empezamos a pensar en que vaya usted a saber si hay cosas que no difunden porque se quieren ocultar, y que si las quieren ocultar será porque hay motivos para ocultarlas. Y así empiezan los sueños de las repúblicas. Eche usted un vistazo a los libros de historia y a cómo acabó lo de la madre de la reina niña Isabel II; la reina viuda regente María Cristina estaba casada en segundas nupcias, en matrimonio secreto, con un señor apellidado Muñoz, cuya familia -«los Muñoces» robaba a troche y moche hasta que el pueblo se hartó. No cayó la monarquía, pero sí cayó esa señora, y se empezó a abrir el camino a la caída de la monarquía.

Esta bloguera es monárquica; o lo era hasta ahora para el caso concreto de Españajistán. Usted quizá no se esperaba esta afirmación, en post propio de clásica republicana furibunda. Otro día se explicarán las razones de tan extravagante opinión. O ya puestos, se explica ahora, si es que lo que viene a continuación es una explicación.

La baraja tradicional española tiene cuatro reyes.

cuatro reyesRey de oros, de copas, de espadas y de bastos. Mientras estén en la baraja, y solo en ella, esos cuatro tipos de reyes están bien. Ese es su sitio, y no otro. Esta bloguera lo tiene clarísimo. Pero clarísimo.

Y partiendo de ese principio, lo peor es que esta bloguera es monárquica, no por sentimiento (respetable, aunque incomprensible), ni por convicción (incomprensible, aunque respetable), sino por algo bien distinto: por lo que significa la alternativa aquí, en Españajistán. En las repúblicas parlamentarias -que presidencialistas por aquí en Españajistán evidentemente ni planteárselo, que de regímenes que fomentan el peor presidencialismo vamos sobrados-, son presidentes los políticos-jarrón chino. O sea, los que un día ostentaron responsabilidades de gobierno y ahora están aparcados, con una extraña auctoritas, que no potestas. Entre que sea presidente de la república un aznar, un zapatero o un felipegonzález, o sea,  un

jarrón chinojarrón chino azul o a veces hasta unjarrón chino negro

y el orden es casual y no está relacionado con los nombres, teniendo en cuenta que además cualquier jarrón chino-presidente en cualquier sitio también tiene as de oros  y disfruta de as de copas, y a las hemerotecas sobre cualquier parte del mundo basta remitirse, con la única ventaja de la temporalidad y el muy grave inconveniente de la parcialidad y la falta de representatividad, y en nuestro caso, y pensando en esos concretos aznares, zapateros y felipegonzáleces, del muy grave inconveniente que es más que evidente, esta bloguera se queda sin ninguna duda y de largo en virgencitavigencitaquemequedecomoestoy con

cuatro reyes pero que, por favor, les quiten en lo posible los oros y las copas, como hace mucho se les quitaron las espadas y los bastos.

Y por favor también, a una jurista independiente, socia de más de veinte años de Amnistía Internacional, que no le salgan diciendo que el que es republicano es más demócrata, o que las monarquías parlamentarias son menos democráticas que las repúblicas parlamentarias, o que las monarquías parlamentarias son más de derechas o más de izquierdas o más de centro, o más de lateral derecha o lateral izquierda o más centrocampistas que las repúblicas parlamentarias. O que las repúblicas a secas. Un respeto por la realidad tampoco sobra. Y tenemos otras cosas muy gordas en qué ocuparnos ahora para ponernos con experimentos.

Lo malo de ser independiente es que a uno/una le dan por todos los lados. Es cansadísimo.

Ahora que como siga así la cosa, lleno de mariascristinas y muñoces con irresponsabilidad perpetua y sin transparencia alguna de ingresos, esta bloguera terminará pensando que aquí en la práctica -la teoría siempre la ha tenido clarísima, o sea que los reyes, solo en la baraja- también mejor es un aznar o un zapatero de presidente temporal, bien controladito, que no unos señores irresponsables -doblemente- a perpetuidad.

Y, por cierto, por si no se ha dado cuenta: el cuadro de Goya que se ha puesto en el post, el de «La familia de Carlos IV», está del revés. ¿Capta la idea?

Verónica del Carpio Fiestas

[NOTA: ESTE POST SE COMPLETA CON OTROS DOS de este  blog:

Ley de Transparencia Potemkim

y Una modesta proposición sobre irresponsabilidad e indulto anticipado]

Acerca de Verónica del Carpio Fiestas

Abogada desde 1986. Colegiada ICAM nº 28.303 Profesora de Derecho Civil en el Departamento de Derecho Civil UNED desde 1992 Despacho profesional: C/ Santísima Trinidad, 30, 1° 5, 28010 Madrid (España) Tf. (+34) 917819377 e-mail veronica@delcarpio.es En Twitter @veronicadelcarp
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6 respuestas a Una transparencia real

  1. Revisando el artículo me asalta otra duda… ¿en algún lugar indica que la asignación que recibe el monarca no está sujeta a impuestos?

  2. Como lego jurídico, siempre he tenido curiosidad sobre cómo se interpreta: “La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad“.

    A mi modo de ver no se le puede condenar a nada, pero no veo inconveniente a que se investigue si hay, o no, delito y que, en su caso, se determine una pena, aunque no se pueda ejecutar.

    Le agradeceré un pequeño comentario al repecto.

    • Puesto que hasta ahora no se ha planteado ningún tipo de actuación procesal, todo lo que puede hablarse al respecto serán conjeturas. Ahora bien, el dato de que haya, que se sepa, dos demandas de paternidad civiles que han sido inadmitidas -con el dato añadido de que se trata de un tema especialmente sensible jurídicamente, la investigación de la paternidad- permite inferir que es impensable la vía penal; sin perjuicio, por cierto, de lo que en su día quizá puedan decir tribunales europeos en lo que respecta a la vía civil en el caso indicado de demandas de filiación.

      Le sugiero lectura del breve análisis que sobre el artículo 56 de la Constitución consta en la web del Congreso http://www.congreso.es/consti/constitucion/indice/sinopsis/sinopsis.jsp?art=56&tipo=2, que, además, contiene bibliografía especializada que, a grandes rasgos, resume. Observe que menciona la «inmunidad» y a que «no se le puede perseguir criminalmente», y «perseguir» en término más amplio que «condenar».

  3. A Rajoy no he querido ni mencionarlo…

  4. toniveloso dijo:

    Es el primer articulo tuyo que leo, y me ha encantado, me parece admirable tu capacidad de poner en leguaje de mortadelo y filemon algo tan dificil como la monarquia, y estoy de acuerdo contigo, que mejor JC de rey que Rajoy de presidente de la Republica.

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