En uno de los cuentos de Sherlock Holmes, «Estrella de Plata«, se habla del curioso incidente del perro. El curioso incidente del perro consistía en que no había tal incidente del perro, cuando debería haberlo habido.
-Gregory (Scotland Yard): «-¿Existe algún otro detalle acerca del cual desearía usted llamar mi atención?
-Holmes: -Sí, acerca del incidente curioso del perro aquella noche.
-Gregory:-El perro no intervino para nada.
-Ese es precisamente el incidente curioso -dijo como comentario Sherlock Holmes.
¿Con qué avisa un juez que un juicio ha acabado -ya, sabe, diciendo «visto para sentencia»- y con qué mantiene el orden un juez en una sala? Ante esta pregunta, usted echa mano de su acervo cinematográfico mental y la respuesta le sale, inmediata: golpeando la mesa con un mazo.
Consiguientemente, usted ve normal que en las páginas web de abogados de Españajistán se ponga como adorno, aparte de la clásica pila de libros de Derecho -que siempre queda bien, porque permite suponer que los titulares de la web saben leer y que a lo mejor son capaces de interpretar un libro de Derecho-, un mazo. Preferiblemente, un mazo encima del montón de libros de Derecho, sobre todo si son antiguos que dan más caché, y junto a una bonita balanza; no se entiende bien por qué poner un mazo que usa el juez y no el abogado, pero, en fin, sea por la proximidad profesional. Por el mismo razonamiento, usted ve normal que en las parodias televisivas de juicios, el señor o la señora que hace de juez o jueza tenga el mazo en la mano, y lo use («orden, orden en la sala»). Y que sea frecuente que cuando salga en la prensa una noticia judicial o la explicación de una ley, o una protesta contra una ley o una idea de futura ley que larga el Gobierno como globo sonda -de esto, últimamente hay mucho- salga también la foto de un mazo.
Lo del mazo, también llamado «mallete» -término, que, por cierto, no parece que figure en el diccionario de la Real Academia-, permite divertidos juegos de palabras con
- lo de la Justicia que aplasta
- pillar los dedos
- y esas cosas
- y hábiles caricaturas análogas con jueces preferiblemente malencarados y justiciables aplastados.
Y hasta reportajes periodísticos -si es que eso es periodismo- en los que una conocida jueza es descrita hábilmente en el titular como «maciza con mazo», al analizar la apasionante cuestión de su estilo de vestuario.
Bien, pues aquí estamos ante
el curioso incidente del mazo.
-Gregory (Scotland Yard): «¿Existe algún otro detalle acerca del cual desearía usted llamar mi atención?
-Holmes: Sí, acerca del incidente curioso del mazo en aquel juicio.
-Gregory: El mazo no intervino para nada.
-Ese es precisamente el incidente curioso -dijo como comentario Sherlock Holmes.
En Españajistán, los jueces no usan mazos. Como tampoco usan, ni han usado nunca, esas aparatosas pelucas los miembros de la judicatura y los abogados, a diferencia del Reino Unido, donde, por cierto, ya tampoco llevan pelucas todos los jueces y en cambio sí las usan, además de los jueces, los abogados. En la divertidísima película «Un pez llamado Wanda» sale un abogado vestido así, como en la foto de la izquierda,
observe usted la peluca, que no, no llevamos los abogados aquí, ni tampoco llevamos el extraño lazo blanco en el cuello. ¿Y esta foto de la derecha representa para usted la imagen mental que usted tiene de un juez, un señor con cara de juez
Diccionario de la Real Academia
cara1.
de juez, o ~ de justo juez.
1. f. coloq. Semblante severo y adusto.
con peluca y mazo?
Pues aquí los jueces
- usan campanilla, no mazo
- o directamente, y es lo habitual, no usan ningún elemento de esa índole
- y no llevan la peluca ceremonial
- ni nunca jamás la han llevado.
Si usted, lector, lectora, tiene dudas al respecto, puede leer la explicación en el Facebook oficial del Consejo General del Poder Judicial, en este enlace, bajo el significativo título
«Por qué en España usamos campanilla en vez de mazo».
Le copio un par de párrafos:
«El mazo, también llamado mallete, se utiliza en los países anglosajones, como Reino Unido, Irlanda o Estados Unidos.
Lo han visto en las películas.»
«Las nuevas generaciones de jueces españoles hacen hoy un menor uso de la campanilla que la que hacían sus mayores, si bien nadie utiliza en nuestro país el mazo o mallete.»
Y que se use aquí campanilla y no mazo tiene orígenes de tipo religioso, según explica, mientras que el mazo o mallete de los países anglosajones tiene origen masón. Buen resumen, por cierto, de lo que fue nuestra historia y lo que han sido otras.
O esta noticia en la que un juez explicaba a un grupo de chavales de Zamora, allá por 2006, que «es más un objeto de película, puesto que en España apenas se usa«.
Obligación y derecho del juez es mantener el orden en la sala de vistas de conformidad con el artículo 190 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, artículo, por cierto, que no especifica cómo ha de hacerse. Haberlas las campanillas las habrá, como las brujas, no se va a decir que no, si bien
- en más de cinco lustros de ejercicio profesional de la abogacía esta bloguera no ha visto campanillas, aunque un compañero de fiar asegura que sí las había como «menaje del juzgado» en su zona y hasta que alguna vez se usaban
- como tampoco ha visto ni un solo mallete, y de verlos usar, ni hablamos.
Una conocida tienda especializada en vestimenta judicial -togas, puñetas y esas cosas- incluye el mazo entre sus artículos, aquí en la otra acepción, al módico precio de 100€. Que alguien lo haya comprado de adorno -«mazo decorativo», lo describe un abogado-, o que incluso algún juez en efecto lo use, pues no se va a decir que no.
Pero, vamos, si hasta la web oficial del CGPJ dice que no, y una abogada-ya-no-joven nunca lo ha visto, ni varios compañeros de cierta antigüedad en la profesión consultados al efecto en encuesta urgente, salvo el que hablaba de «mazo decorativo», a lo mejor es que estadísticamente es insignificante, o casi, o totalmente, inexistente.
¿Ve usted irrelevante que el esquema mental que tiene USTED de un juicio incluya algo que sale siempre en las películas anglosajonas de juicios, el de un juez golpeando con el mazo para imponer orden o decir que queda «visto para sentencia»?
Si eso cree usted, tendrá razón. No obstante, quien esto firma no lo ve así.
Porque esta anécdota, vamos a llamarla anécdota,
permite reflexionar sobre BASTANTES cosas.
En primer lugar, demuestra hasta qué punto tienen los ciudadanos de Españajistán el desconocimiento más absoluto de lo que es la Justicia en España. Hasta el imaginario es de un sistema judicial que no es el nuestro. «Una americanada«, describe lo del mazo un compañero. Y, naturalmente, si eso es así, da igual incurrir en errores periodísticos burdos, y no tiene ninguna importancia que en los medios de comunicación confundan, por ejemplo, cosas elementales, que da igual todo:
- la vía civil o la penal
- o una querella con una demanda
- o llamen dictamen a la sentencia
- todo ello cosa cotidiana y de la que este blog ya se ha hecho eco.
En segundo lugar, permite comprobar una vez más hasta qué punto la cultura cinematográfica anglosajona influye en nuestros esquemas mentales, y los impregna. Lo que sucede en Estados Unidos es lo estándar, no hay otros sistemas, y desde luego es lo que hay aquí, sin necesidad de pensar siquiera en ello. De igual modo que las jóvenes generaciones de Españajistán piensan en el Halloween de las películas, y terminan «celebrándolo», y no en los Santos y los Difuntos, que son de aquí de toda la vida (porque Halloween es más divertido, claro, a eso se debe; nada que ver con colonialismo cultural, seguramente), el juez en el que pensamos ha de llevar mazo, porque lo llevan los jueces de Estados Unidos en las películas. Esto de los juicios a la estadounidense tiene un nombre, y se llama colonialismo cultural, que pasa a ser colonialismo jurídico. Porque al parecer se usa el mallete en otros países, como en la República Domicana
[Página web del Poder Judicial de la República Dominicana. Apartado «símbolos». Voz «Mallete o Mazo», con la foto que figura en la propia web:
«Utilizado por el juez o jueza para dejar iniciados o terminados los trabajos en las salas de audiencias, también para llamar al orden y a mantener la solemnidad en el tribunal.»]
pero se atreve a conjeturar esta bloguera que no es de su uso en ese país de donde se ha sacado la idea de que también se usa habitualmente acá (aparte de permitir un excurso que no se va a hacer, salvo mental, sobre a qué se deberá que un país de tradición jurídica hispánica use formas externas anglosajonas).
En tercer lugar, obliga a plantearse que la Administración de Justicia en España no ha sabido transmitir ni siquiera las formas judiciales externas. Lo que permite inferir, de forma no excesivamente aventurada, y se demuestra cotidianamente, que TAMPOCO ha sabido transmitir las formas internas, es decir, los procedimientos judiciales y los principios que se siguen en los juicios, en definitiva, lo que es la Administración de Justicia.
En cuarto lugar, aunque los justiciables o los ciudadanos a secas vayan a un juicio en Españajistán, o hayan visto uno real por televisión, que quien más quien menos ha tenido alguna vez un juicio como justiciable o como testigo, y raro será el que nunca haya visto uno en televisión, resulta que muchos siguen teniendo la percepción selectiva derivada de su «conocimiento preexistente». Haga usted la prueba de preguntar a esa persona que tuvo que ir una vez a un juicio, y lo mismo comprueba que recuerda perfectamente al juez usando el mazo. Con un poco de suerte, recordará también la peluca del juez y que los abogados hablaban de pie y no sentados.
[-Ah, no me diga. ¿O sea que los abogados en Españajistán hablan sentados en los juicios? Pero si en las películas salen hablando de pie.
-Sí, aquí actuamos sentados. Es más, sentados tras unas mesas situadas a la misma altura de la mesa tras de la cual se sienta el juez, lo que no sucede en otros países en los que el juez está sentado «arriba» -haga memoria de las películas anglosajonas, en las que el abogado o la abogada se acerca al lugar donde se sienta el juez y mira hacia arriba-, y esa situación física a la misma altura en cuanto a ubicación en la sala de vistas es un interesante simbolismo de que los abogados aquí somos legalmente cooperadores de la Administración de Justicia.]
En quinto lugar, el gran cine jurídico es el anglosajón, cosa que, la verdad, poca duda ofrece; y en este mismo blog hay más de un ejemplo de cine jurídico, y todo, anglosajón. Sin contar las series televisivas jurídicas, desde «El juicio de Nuremberg«, la película número uno en cualquier lista de cine jurídico, y de la que se incluye un fotograma a la izquierda, a «Matar a un ruiseñor» o «Testigo de cargo» -maravilloso Charles Laughton interpretando a un abogado, fotograma siguiente-
y todos los grandes clásicos, el gran cine jurídico-y el malo también- es el anglosajón, y la contribución de los cineastas de Españajistán viene a ser entre modesta y nula. Y su capacidad de influencia en el imaginario colectivo, tirando a cero. O sea, algo no tan infrecuente en nuestra vida cultural. Si hasta los dos modelos contrapuestos de abogados que esta bloguera ha tomado en consideración para perorar sobre la abogacía en Españajistán en otro post provienen de películas estadounidenses clásicas.
En sexto lugar, demuestra que la Administración de Justicia es la gran desconocida, pese a que se trata un Poder del Estado y constituye la garantía del control de los demás poderes del Estado, y la base del Estado de Derecho, sí, y que sea la gran desconocida, además, da igual. Da igual que ni siquiera se sepa que lo es.
Es más, interesa que no se sepa, que ello facilita que se pueda impunemente
- atacar
- recortar
- someter a trabas de acceso
- y manipular,
- sin que la mayoría se dé cuenta de lo que sucede y de la importancia.
Y finalmente demuestra que
[-Deje usted ya el tema, señora bloguera. Que vaya razonamientos traídos por los pelos tiene usted partiendo del curioso incidente del mazo, señora bloguera. Y, total, qué más da que no se sepa cómo es un juicio, y no digamos en un detalle tan insignificante, si hay quien no tiene ningún juicio en su vida.
-Razonamientos, los que llevo años pensando, y que me vuelven a venir a la cabeza cada vez que un cliente me pregunta que por qué no hacemos tal cosa que ha visto en las películas estadounidenses, por qué aquí no se indemniza con cientos de millones cuando hay daños como en Estados Unidos, por qué aquí los abogados no hablan de pie como en Estados Unidos, qué es eso de las capitulaciones matrimoniales porque lo único que le suena es algo que se llama acuerdo prematrimonial, y por qué aquí no tenemos en sistema jurídico anglosajón ni en fondo ni en forma y tengo que discutir de cada vez que no, que aquí no existe el «precedente» que se «sienta», como en los ordenamientos jurídicos de la Common Law y pese a lo que digan los medios de comunicación que tocan de oído, que el Tribunal Supremo, aunque se llame igual que en Estados Unidos, no tiene aquí las funciones de allá de carácter constitucional, que no es posible el «protesto, Señoría» de las películas para oponerse a la pregunta formulada por el abogado contrario, que los juicios no se interrumpen con tiempos muertos a voluntad como los de un partido de baloncesto pese a que en las películas estadounidenses pueda ser así, y que los fiscales aquí no se eligen por votación pública ni tienen las funciones de otros países, y que
en definitiva nuestro Derecho no es el de otros, ni en las formas, ni en los principios, ni en la regulación concreta, sea eso para bien o para mal o sea indiferente.
Y que qué más da porque nunca se va a tener un juicio,
¿no considera usted que algo grave pasa cuando tantos no conocen ni lo más básico de nuestras propias instituciones, pero sí les suenan y creen vigentes las ajenas, y extraen pues conclusiones erróneas sobre cuestiones de evidente relevancia porque carecen de datos mínimos?
¿O cree usted de verdad que los que no tienen ni idea de lo del mazo sí saben comprender resoluciones o procedimientos judiciales que les atañen personalmente, que afectan a su entorno o que son de interés general?
¿Y de verdad cree que no le afectan los pleitos DE OTROS?
- Pues piense si a USTED, que tiene un crédito hipotecario, no le ha afectado la sentencia del Tribunal Supremo famosa sobre cláusula suelo, que fue dictada en un pleito DE OTROS
- o si no le afecta a USTED que los tribunales establezcan qué criterios hay para interpretar impuestos
- determinar obligaciones padres-hijos
- matizar en qué casos los acuerdos de las comunidades de propietarios han de adoptarse por mayoría o por unanimidad
- fijar los derechos y deberes de arrendador y arrendatario
- o mil casos de la vida cotidiana de quienes NO son parte en esos pleitos
- por no hablar de la defensa del medio ambiente que efectúan asociaciones ecologistas en pleitos en los que USTED no es parte.]
Y tras esta interrupción ajena a la voluntad de esta bloguera -perdone-, se acaba con el último punto: que
todo lo anterior da igual
y que evidentemente da igual se desprende del dato de que
nadie hable de ello
o hable poco.
Por si no lo sabe, ese extraño encaje de la foto de la izquierda son las puñetas de la bocamanga de una toga de juez. De juez, porque los abogados no podemos llevar puñetas en nuestras togas, salvo determinados cargos de representación colegial por motivos honoríficos. Señores periodistas, por favor, tomen nota.
Y, hablando de puñetas, por cierto, el premio 2013 «Vete a hacer puñetas» de la Asociación de Periodistas Jurídicos ACIJUR ha sido concedido, merecidamente, a las tasas judiciales inconstitucionales, como se explica en un minipost de quien esto firma. Esas tasas que han ocasionado, por ejemplo, que el número de recursos contra sentencias civiles caiga pueda caer 35 %, pero sin bajar las de bancos ni aseguradoras, y en cambio SÍ las de los particulares, datos que tiene usted en este otro post, de modo tal que
- casi nadie que no sea jurista se haya enterado y
- los que se hayan enterado y no son juristas -y que no saben tampoco lo del mazo-,
- no se den cuenta de la importancia que eso tiene
- y del efecto letal sobre la Justicia,
cuando lo captarían quizá si se les dijera, por ejemplo que es como si los enfermos que podrían normalmente someterse a una operación quirúrgica con posibilidades de éxito, se quedaran sin atender y tirados en la calle definitivamente.
Cosa, que, por cierto, ha dicho el portavoz de la asociación judicial Jueces para la Democracia, D. Joaquim Bosch en declaraciones públicas a Cadena Ser:
«Las tasas judiciales son como si priváramos a los enfermos de entrar en los hospitales» dice @JoaquimBoschGra
Se incluyen otras tres fotos contra tasas judiciales, por si le sirve para enterarse de qué está juego y de qué se está hablando cuando a usted le transmiten informaciones incorrectas.
Cartel en un juzgado de Madrid en el que se lee lo que usted está leyendo: que un funcionario público, el juez, con la carga inasumible de trabajo que tienen los juzgados, dice que no quiere trabajar menos si es a costa de los derechos de los ciudadanos.
Esta otra foto, de un juzgado de Cartagena, con un cartel en la puerta del despacho de un juez: «Justicia de calidad para todos».
Y esta otra foto, de afectados por preferentes en Valencia, que están sufriendo en sus carnes jurídicas no solo el abuso económico de los bancos, y la inhibición del Estado ante ese abuso, sino que el Estado esté además haciendo caja de su indefensión y les obligue a pagar tasas judiciales para reclamar, o les deje fuera del juzgado si no pueden pagar, por lo que también salieron a manifestarse.
Y mientras está pasando esto, a usted le han imbuido la creencia de que en Españajistán los juicios son como en las películas estadounidenses, y del resto de datos de cómo funciona un juzgado de fondo y de forma apenas sabe usted nada, y no digamos de Derecho en general salvo que esté usted en estas, o le haya caído encima el Derecho, como el mazo que aplasta.
Por favor, efectúe usted un razonamiento como en las novelas policiacas y hágase una pregunta muy sencilla:
a quién beneficia que a los ciudadanos los mantengan en tal ignorancia.
No necesita usted ser Sherlock Holmes para obtener la respuesta. Ni siquiera Watson.
Verónica del Carpio Fiestas
Jamás he visto por ningún Juzgado español ni campanilla ni mallete. Estaría bien que si algún abogado, procurador, etc. lo ha visto en algún sitio, se pasara por aquí para contarlo. Aunque creo recordar que en el Supremo sí que usan campanilla para audiencia pública, pero no estoy segura.
Lo curioso sería determinar quién tiene que pagarlo, si el Juez decide usarlo: ¿El CGPJ? ¿El M.º de justicia por entenderse que forma parte de algo que el juez necesita para trabajar? ¿O la comunidad autónoma transferida, con competencia en materia de medios materiales? Me temo que el que quiera usarlo, habrá de pagárselo, como la toga.
Según mis modestas averiguaciones extraoficiales de fiabilidad lógicamente discutible no hay mallete en ninguna parte. Me contaron de un juez que lo usa de adorno, sin usarlo. Y de pagar malletes el Estado nadie me ha hablado; sí que al parecer en su día, no sé si ahora, la campanilla venía en el «pack-juzgado». Personalmente no he visto ni campanilla ni mallete nunca.
Buen artículo. Muy entretenido. Mi mujer, que estudió Derecho, también me habla siempre de la diferencia entre el fiscal, en el Derecho español y el anglosajón. No sé si has tratado ese tema en algún otro artículo.
Un saludo.
Gracias. Más que entretener, intento concienciar, pero qué sele va a hacer:-)
Sobre fiscales tengo un post en mi otro blog «El bosque y los árboles», sobre cómo se pretende dar a ESTOS fiscales dependientes jerárquicamente la instrucción de los delitos, en sustitución del actual juez instructor, en el Código Procesal Penal que está ya en marcha legislativa, nada menos que con la que está cayendo en materia de corrupción. Post «Caballos de Troya» http://veronicadelcarpio.wordpress.com/2013/07/24/caballos-de-troya/