Hace hoy exactamente dos años publiqué en este blog un post titulado «Agosto antiguo». Con estricta seriedad jurídica de fondo y coña marinera externa, y mención hasta de arte medieval, hacía referencia, aparte de a la precariedad laboral y la pobreza,
- al constante abuso flagrante del real decreto-ley por parte de este Gobierno;
- a la infame técnica legislativa y la chapuza normativa cotidiana;
- al sistemático ataque contra el principio constitucional de seguridad jurídica, incluyendo publicar normas en agosto y sábado, normas además que no corresponden con el título, que incluyen de todo, farragosas y técnicamente deficientes;
- a cómo unos medios de comunicación que no cumplen su función de Cuarto Poder se dejan manipular y/o manipulan a la opinión pública insistendo en el detalle y prescindiendo de lo esencial por el detalle;
- a la inadmisible pasividad del Tribunal Constitucional en resolver cuando no interesa que resuelva;
- y a cómo usar las normas y el BOE para manipular y como publicidad gubernamental.
Y trataba, además, de Gibraltar, un clásico de verano para distraer la atención de lo que interese -en ese momento, la reforma laboral y la compra por el Estado de 877 millones de euros en armamento-, por real decreto-ley en sábado, con agosticidad y alevosía.
O sea, que hace justo dos años escribí el mismo post que llevo años escribiendo una y otra vez. De hecho mi último post, de esta semana pasada, va de eso, uno muy serio sobre cosas gravísimas, de enorme alcance, que están ahora mismo sucediendo, mientras a usted lo distraen con lo que sea; incluyendo, otra vez, Gibraltar.
Porque es que tendría que volver a repetir post con lo de Gibraltar, porque, oh, sorpresa, ya está aquí de nuevo Gibraltar.
Así que hago corta y pega del viejo post de 9 de agosto de 2013, y acabamos antes. O mejor, copio aquí un par de imágenes de las que puse en aquel post como alegórico adorno jurídico, y ya imagine usted el resto de contenido, pues vivimos en permanente déjà vu.
Añada solo un par, o un par de cientos, de barbaridades gordísimas más de corrupción, manipulación y desvergüenza, incluyendo las denunciadas en el post de la semana pasada, y ya.
Y, por favor, de verdad, en su propio beneficio, no deje de leer mi último post, si lo no ha leído, porque le están ocultando a usted, con variados gibraltares de despiste, cuestiones de enorme alcance. Porque no se equivoque: están pasando ahora mismo cosas de enorme alcance. Aunque los medios no se lo cuenten.
Verónica del Carpio Fiestas