Este post es una crónica parlamentaria de urgencia. El Presidente del Gobierno, D. Mariano Rajoy Brey, ha comparecido en el Congreso, a iniciativa propia o forzado por la oposición o por las circunstancias, según quien lo diga, para explicar por fin las causas del siguiente impactante titular, que tanto revuelo ha provocado:
En Alicante -se trata de la portada del Diario Información de Alicante-, tres niños han sido hospitalizados por tuberculosis relacionada con la desnutrición. Diversas noticias aclaran que se trata de niños «españoles», en el entendido de que las enfermedades de niños extranjeros al parecer importan menos.
Bien. La comparecencia del Sr. Presidente ha dejado clara su preocupación por la malnutrición infantil en España, que está provocando que una enfermedad grave y contagiosa y que fue una de las mayores causas de muerte en siglos precedentes, se dé por aquí, relacionada con causas análogas a las que había entonces: pobreza e inadecuada asistencia médica. La oposición ha estado muy dura en sus reproches al Presidente del Gobierno por la existencia niños tuberculosos por hambre en España, y las redes sociales arden con los pros y contras de posibles tratamientos, datos y causas, puesto que, evidentemente, es intolerable que en el año 2013 haya niños tuberculosos en España y no digamos si lo son por hambre.
El Sr. Presidente ha reconocido su error y su responsabilidad, únicamente consistente en, durante un tiempo muy prolongado, haber dado de buena fe su confianza a terceros que resultó que no la merecían y que ahora no merecen crédito ni han de ser rebatidos, ha insistido -como es habitual en políticos salvo que se trate de algo que afecte al partido contrario- en que la presunción de inocencia se aplica a la responsabilidad política, ha declarado que es abusar de los mecanismos constitucionales no presentar una moción de censura y que habría sido abusar presentarla, ha dicho que en caso de haberse presentado no habría estado obligado a ir al Congreso a estar presente mientras se tramitaba, ha mencionado que tenemos más de 5 millones de parados cuando según la Encuesta de Población Activa acabamos de bajar de 6, y ha afirmado que a su juicio la estabilidad consiste en que no dimita él, motivo por el cual no dimite. Ha sido muy aplaudido por los que era previsible que aplaudieran.
Dentro y fuera de las Cortes unos han quedado convencidos y otros no; y es posible e incluso probable que sean básicamente los mismos que estaban convencidos o no convencidos antes, no de la existencia de errores que vayan más allá de los errores, dato efectivamente no acreditado y que dilucidarán los tribunales, sino de la necesidad de dimisiones por mínima higiene política.
Finalmente, como no había nada que votar, tras la intervención de los grupos parlamentarios y de nuevo del Sr. Presidente dos veces, se han ido todos a comer, dejando la convalidación de un real decreto-ley con la presencia de, al parecer, 44 diputados; que aquí se gobierne cotidianamente por real decreto-ley, y que para el debate de convalidación se queden 44 parlamentarios, no es abuso de los mecanismos constitucionales.
Esta bloguera ha escuchado con atención los argumentos de unos y otros, y, aparte de no entender bien para qué exactamente ha ido el Sr. Rajoy al Congreso, ha llegado a la conclusión de que por suerte en España hay unas Cortes. Unas Cortes donde es posible discutir, y en efecto se discuten y se explican, exigiéndolo la oposición y la fuerza de la opinión pública azuzada por los medios de comunicación si no lo hace por propia decisión el Gobierno, cosas muy importantes: que en España haya tuberculosis, que la padezcan niños y que sea por hambre.
-Sra. bloguera, disculpe, ha cometido usted dos errores: que ética se escribe sin hache y que lo que se ha discutido en el Congreso en la comparecencia del Sr. Rajoy no ha sido la tuberculosis infantil relacionada con desnutrición, sino el caso del Sr. Bárcenas, extesorero del partido actualmente en el gobierno.
-Lector, lectora (disculpe, desde aquí no le veo bien la cara y no sé si es usted lector o lectora), gracias por su observación. He cometido muchos errores en mi vida y los seguiré cometiendo, porque soy humana, igual que es humano el Sr. Presidente del Gobierno, aunque confío en que mis errores no se prolonguen tanto en el tiempo como los suyos. Pero a mi modesto entender, lo que se ha discutido hoy en las Cortes es exactamente por qué hay desnutrición infantil en España y por qué la sufren niños que por ello padecen tuberculosis, en tanto que 1) la corrupción de tirios y troyanos y las conductas reprobables por acción u omisión, aunque no sean corrupción en sentido técnico, han causado esto; 2) el dato de que no se haya pedido la comparecencia en el Congreso del Presidente del Gobierno, ni este haya ido mutu proprio a explicar las causas de que haya tuberculosis infantil por hambre en España y que además no se dimita por esto, es suficientemente explicativo de que TODO lo que se hable o no se hable significa que se está hablando o callando de esto y de degradación moral. Y en cuanto a la hache, hético/a significa tísico/a, tuberculoso/a. La hache no es un error. Son otros los que han puesto la hache mal.
Una de los síntomas de la tuberculosis, y quien esto firma lo dice partiendo de los fragmentarios e insuficientes conocimientos médicos que proporciona la lectura de novelas del siglo XIX y XX, es una coloración rojiza de las mejillas en determinados casos de esta enfermedad. Desconoce esta bloguera si es parecido al enrojecimiento facial igualmente involuntario que produce la vergüenza ajena. La que ha sentido hoy, por ejemplo, esta bloguera, al oír el debate parlamentario.
Verónica del Carpio Fiestas